Betanzos
¿Alguna vez habeis participado en un campo de trabajo? La primera vez que fui a uno, no sabía que iba a hacer...sólo sabía que mi autobús salía de Méndez Álvaro a las 8 de la mañana y que a las 4 de la tarde llegaría a un pueblo de A Coruña, llamado Betanzos y que unas monjas me iban a ir a buscar a la estación de autobuses. La primera sorpresa fue que el autobús llegó con media hora de adelanto, y que contra todo pronóstico ni había estación de autobuses (me dejaron en mitad de la plaza mayor), ni por supuesto monjas...
A partir de ahí las sorpresas se fueron sucediendo, pero en estos lugares a los que vas a trabajar con el corazón casi siempre se trata de sorpresas que te abren los ojos a una realidad que no concebías como cercana, aunque fueras consciente de su existencia.
Una de las sorpresas más gratas que me llevé fue conmigo. Me di cuenta de que aquella situación que en los primeros días me desbordaba, fue haciéndome fuerte, y que poco a poco conseguía desempeñar la labor por la que estaba allí.
La siguiente sorpresa fue descubrir detrás de cada una de las "niñas" (así llamábamos a las internas)un corazón y un cariño que su cuerpo en muchas ocasiones no quería mostrar. Aquellas enormes estatuas absortas nos daban muchisimo ánimo, nos ayudaban a ayudarlas, nos hacían reír (Mai recuerdas las carreras con la silla de ruedas que nos pegó la hermana de Marisol?), nos dedicaban toda su atención.
Si leisteis la entrada que hice sobre los días rojos, recordareis que comentaba que algunas sorpresas podían desintegrar esas piedras que llevabamos en el alma. Ahora os revelo que alguna de esas sorpresas son capaces de seguir rompiendo piedras después de mucho tiempo. Y yo tengo una. Se llama Marisol, y la tengo siempre en mi memoria. Sigo emocionándome cuando me acuerdo de la despedida que me dedicó con todo su esfuerzo, balbuceando que me quería mucho. Cuando dentro de mí se activa un código rojo muy fuerte, y necesito un tratamiento de choque, me viene a la cabeza aquel momento.Me emociono sólo con escribirlo.
Son estos momentos los que hacen que la gente que va una vez,quiera volver...y diga lo de que te dan más de lo que tú les ofreces...
Pero lo cierto es que hay una sorpresa que sigue estando en vigor desde aquel verano. Son las personas con las que trabajé codo con codo. Amigas que saben mucho sobre mí, a veces incluso más que los que tengo más cerquita. Maider, Iranzu y Ainara.
Maider e Iranzu son de Pamplona. Son unas chicas especialmente sencillas, de las que tengo mucho que aprender. Nos vemos dos o tres veces al año, pero siempre que nos reunimos tengo la sensación de que no vivimos a un montón de kilómetros. Siempre entienden lo que me ocurre, están al día con mis jaleos (que no son pocos) y me hacen sentir como en la habitación que compartíamos en Betanzos.Es genial que después de tanto tiempo sigamos estando tan cerquita. Siempre aparecen cuando él cielo está más gris, y hacen que poquito a poquito escampe y se vea el sol. Ainara, es para empezar la única persona a la que le permito que me llame cosas como Borrokilla. Es de Bilbao (aunque no lo dijese se lo notaríais, lo lleva escrito en la frente) y se burla de mis ejjjke con tanta gracia que intento suavizarlos si está cerca. Ainara me reconforta, se enfada conmigo como si fuese mi hermana mayor, y me ayuda a ver las cosas de forma relativa, tomando distancia.No me perdono que siempre sea ella la que ponga de manifiesto nuestra amistad.Cuando la veo, me la comería a besos, de verdad...nunca sé demostrarle lo importante que es para mí.
Chicas os quiero un montón. Esta entrada va directa para el norte!!!Espero que os llegue el enorme beso que os mando on line, va escondido en este texto.
A partir de ahí las sorpresas se fueron sucediendo, pero en estos lugares a los que vas a trabajar con el corazón casi siempre se trata de sorpresas que te abren los ojos a una realidad que no concebías como cercana, aunque fueras consciente de su existencia.
Una de las sorpresas más gratas que me llevé fue conmigo. Me di cuenta de que aquella situación que en los primeros días me desbordaba, fue haciéndome fuerte, y que poco a poco conseguía desempeñar la labor por la que estaba allí.
La siguiente sorpresa fue descubrir detrás de cada una de las "niñas" (así llamábamos a las internas)un corazón y un cariño que su cuerpo en muchas ocasiones no quería mostrar. Aquellas enormes estatuas absortas nos daban muchisimo ánimo, nos ayudaban a ayudarlas, nos hacían reír (Mai recuerdas las carreras con la silla de ruedas que nos pegó la hermana de Marisol?), nos dedicaban toda su atención.
Si leisteis la entrada que hice sobre los días rojos, recordareis que comentaba que algunas sorpresas podían desintegrar esas piedras que llevabamos en el alma. Ahora os revelo que alguna de esas sorpresas son capaces de seguir rompiendo piedras después de mucho tiempo. Y yo tengo una. Se llama Marisol, y la tengo siempre en mi memoria. Sigo emocionándome cuando me acuerdo de la despedida que me dedicó con todo su esfuerzo, balbuceando que me quería mucho. Cuando dentro de mí se activa un código rojo muy fuerte, y necesito un tratamiento de choque, me viene a la cabeza aquel momento.Me emociono sólo con escribirlo.
Son estos momentos los que hacen que la gente que va una vez,quiera volver...y diga lo de que te dan más de lo que tú les ofreces...
Pero lo cierto es que hay una sorpresa que sigue estando en vigor desde aquel verano. Son las personas con las que trabajé codo con codo. Amigas que saben mucho sobre mí, a veces incluso más que los que tengo más cerquita. Maider, Iranzu y Ainara.
Maider e Iranzu son de Pamplona. Son unas chicas especialmente sencillas, de las que tengo mucho que aprender. Nos vemos dos o tres veces al año, pero siempre que nos reunimos tengo la sensación de que no vivimos a un montón de kilómetros. Siempre entienden lo que me ocurre, están al día con mis jaleos (que no son pocos) y me hacen sentir como en la habitación que compartíamos en Betanzos.Es genial que después de tanto tiempo sigamos estando tan cerquita. Siempre aparecen cuando él cielo está más gris, y hacen que poquito a poquito escampe y se vea el sol. Ainara, es para empezar la única persona a la que le permito que me llame cosas como Borrokilla. Es de Bilbao (aunque no lo dijese se lo notaríais, lo lleva escrito en la frente) y se burla de mis ejjjke con tanta gracia que intento suavizarlos si está cerca. Ainara me reconforta, se enfada conmigo como si fuese mi hermana mayor, y me ayuda a ver las cosas de forma relativa, tomando distancia.No me perdono que siempre sea ella la que ponga de manifiesto nuestra amistad.Cuando la veo, me la comería a besos, de verdad...nunca sé demostrarle lo importante que es para mí.
Chicas os quiero un montón. Esta entrada va directa para el norte!!!Espero que os llegue el enorme beso que os mando on line, va escondido en este texto.
1 Comments:
Josefi, solete, has hecho que me emocione recordando Betanzos... Fue una pasada, gracias a las niñas y a todos vosotros. Es genial que sigamos en contacto después de casi 4 años. Espero verte pronto, los días que pasamos juntas siempre son geniales.
Clara, enhorabuena, me encanta el diseño de este blog.
Un besazo enorme desde Pamplona hasta Madrid!
Maider
18.3.05
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