13 diciembre 2005

...Confesiones desde el montón....

¿Sobre qué escribir?Quizá sobre algo en plan denuncia social, como la ejecución en Yankilandia de un preso más...uno que esta vez es noticia en todo el mundo. Demasiado evidente. Podría hablar también de los viajes y merecido descanso del puente que ha pasado. Soso. O de mis amigas las que cumplen años prontito. ¿Y si hablo del terremoto en Pakistán?¿O de la situación política en nuestro país?...Nada de esto me motiva.
Igual es porque estoy cansada. Porque me puede el agobio y sólo pienso en descansar de no hacer nada con mis días. Pero se acercan unas fechas entrañables (me llena de odgullo y satisfacción...).
Cada uno vive la Navidad a su manera. Aunque el Corte Inglés y sus amigos se empeñen en hacer de estos días un momento superficial y sin sentido, para todos, incluso para el más escéptico y el más crítico la Navidad supone un respiro.
Cogemos aire, muy fuerte. Y pensamos. Nos vienen a la cabeza muchos recuerdos (algunos dolorosos), y vuelan nuestros sueños. Nos arrancan sonrisas facilonas el día de la Lotería cuando vemos algunos agraciados descorchando champán, o mientras El Almendro vuelve a casa con una melodía que nunca pasará de moda. El anuncio de Coca-Cola nos pone la piel de gallina un año más.
Es poco profundo emocionarse con anuncios de las grandes multinacionales. Pero una no puede evitarlo. Soy tan simple como suponen algunos creadores y publicistas. Y me gusta. Me gusta soñar que vuelvo a ser pequeña y a abrir aquella muñeca que dejó Melchor un año (recuerdo hasta el envoltorio...). Imagino que me toca la Lotería e intento contagiar de ese espíritu positivo a los que más quiero. Me encanta pasarme una tarde entera para deliberar que compro a mi hermana con las manos heladas y la bufanda con olor a castañas asadas de la plaza de Callao. Y me encanta llegar a casa y notar como se me calienta la nariz poco a poco.
Adoro el paseo de vuelta a casa tras la Misa del Gallo que hacemos en el colegio. Suelo desear que se produzca el milagro y a mis padres les apetezca pasar la Nochevieja en Macotera. Intento convencer a algún intrépido o intrépida de que me acompañe a ver Cortilandia, y luego me paso el rato mirando a los niños que están subidos en los hombros de sus padres. Rezo dando las gracias cada Nochevieja por poder comer las uvas con la seguridad de que todo sigue bien. Me encanta que cada año uno a uno los miembros de mi familia nos felicitemos por lo logros del año. De pronto aquel gesto que ayer no tenía importancia, hoy está cargado de sentimiento.
También me agrada que la melancolía me ataque a ratitos, pensando en mis amigos y en todos los que echo de menos con toda mi alma. Es bueno darse un respiro y dejar que la tristeza salga a la luz durante un instante. También forma parte de la vida.
Ójala la Navidad no me deje de importar nunca. Ójala siga criticando el consumismo exagerado de estos días, mientras me lleno la cabeza de ideas para regalar y gastarme los pocos ahorros que tengo...Cruzo los dedos para que alguna buena noticia llegue esos días (se saborean más).
Aunque queden algunos días para que empiecen las Fiestas, os deseo todo lo mejor...Ya os contaré en que me gasto los dineros de la Lotería...