25 octubre 2005

...Y echar un Trago.....

Hace algunos días recibí una crítica constructiva sobre este blog... Me comentaron que la última entrada, al no tener un tinte personal, y desvelar parte de mí en él, no había tenido la misma acogida que otras anteriores. Bien, la crítica no sólo fue aceptada, sino que tras meditar sobre la cuestión, me decidí a dar otra oportunidad a mi yo intenso.
El problema es qué no sé de qué hablar...Normalmente esta es una plataforma estupenda para quejarme, buscar el consuelo de los demás, pero (aunque parezca increíble), en las últimas semanas se sigue manteniendo la calma. La novedad es que sigo sintiéndome muy feliz. Me gusta poder compartirlo con los demás, con vosotros. No obstante me cuesta imaginarme una tarde leyendo alguna de estas entradas personales con alguno de vosotros, me moriría de vergüenza... Así es como disparar al aire.
Cómo os decía, me siento feliz...Evidentemente me faltan pequeños detalles que completarían este estado del bienestar al que deben referirse los sociólogos... Me falta un trabajo más digno, un par de horas diarias para mí, una agenda mejor repartida (Leyre, Clara y Ro...no me olvido de vosotras, de verdad!!), me sobran kilos, echo de menos estar cerca de tí (a veces el teléfono no es suficiente)...
Con todo veo el vaso desde abajo, y me parece que tiende a estar lleno. Mi trabajo apesta (literalmente), pero me sirve para seguir aprendiendo. El tiempo brilla por su ausencia (pero también los ratos de soledad). Lo de la agenda tiene poca lectura positiva, quizá el cansancio me esté ganando este asalto. Y lo del teléfono...bueno es el precio que se paga por sonreir a diario.
Este rollo se completa gritando a los cuatro vientos felicitaciones varias: A Miriam, por su nuevo curro, a Leyre por superar esos problemillas, a Goyi (por un año de alegría), a Maider por seguir adelante con ese examen, a Chucky, porque no le den plantón, a Laura (cruzo los dedos por EFE), a Sergio y a Gonzalo que por fin tienen un buen profesor de árabe....
La cuestión es que si el vaso no está medio lleno, habrá que rellenarlo...Y echar un trago....

13 octubre 2005

...Y la Fábrica de Chocolate....

Desde hace unos días estoy cursando un Máster en Pañalología y Llantos. Dada mi decisión de hace algunos años de estudiar Educación Infantil, con sus tres años de empolle he considerado necesario ampliar mi triste currículum (hace eco cuando pongo Maestra....).
Cualquiera en mi situación se quejaría...el sueldo es simbólico, no hago nada de lo que se supone que debería hacer una maestra, el trato es bastante brusco y la hora punta en el metro es "acogedora"... Pero yo no. No pienso quejarme. Hace unos meses me parecía toda una proeza conseguir cambiar un pañal con el niño de pie, ahora lo hago con una sola mano, mientras evito que otros tres se esnifen las piezas de los Lego, y en menos de 40 segundos. ¿Qué os parece?
Pues sí, es increíble. Pero el mérito real lo tienen esos canijos de dos años que son capaces de soportar en sus pañales el peso de dos de sus compañeros. Ellos que conviven en un aula en el que no hay espacio para más sillas (ni por supuesto más mesas), y que tienen que rifarse entre los cuarenta, cuáles cinco ocuparán los privilegiados asientos del gallinero (el suelo del aula que queda libre) para hacer sus trabajos...
No tiene mérito ser capaz de transportar a un niño que está sangrando por la nariz cuatro metros sin derramar una sola gota sobre tu uniforme blanco...ni subir carros de esos modernísimos de Jané (que pesan una tonelada) escaleras arriba durante más de media hora...
Ellos son las estrellas. Consiguen hacerse oir entre los gritos de sus 39 compañeros, comer todo el puré que les queda tras derramar medio plato sobre su babi (y dejarse algo para el final....esas caritas llenas de danone....). Los pequeñitos (de un añito) imitan al ídolo de los niños españoles, Fernando Alonso apurando las frenadas...
Son capaces de ignorar cualquier orden sencilla(¡no tires el libro al aire!) como si con ellos no fuera la historia. Qué independencia!!
Se me ponen los pelos "hincaos" cuando recuerdo la parsimonia con la que pegan collejas a sus compañeros, y la deportividad con la que aceptan que otro niño les meta el dedo en el ojo...
Sin duda, este trabajo me está enseñando mucho de la vida, supliendo la falta de formación relacionada con mi profesión real (Maestra: Yo te ayudo a aprender). Os recomiendo que os asoméis un día cualquiera por la ventana de una de las guarderías de vuestro barrio....y que toméis nota...están llenas de superhéroes.

06 octubre 2005

...Hoy...

Mucho tiempo sin escribir por aquí y decido hacerlo hoy. Hoy es el día siguiente de ayer. Hoy que precede al estupendo mañana. Hoy que estoy de baja laboral por primera vez (y empecé a trabajar el lunes). Hoy que ya he visto Princesas (totalmente recomendable), hoy que el pluriempleo y los días de 25 horas han pasado factura...
Otro día os hablo de la guardería, y las aventuras que allí se producen...Pero hoy os hablo de algo curioso que me ocurrió hace poco. Iba tranquilamente (es un decir, no tengo tiempo para ir tranquilamente a ningún sitio) en el autobús, cuando junto a mí se situaron dos chicas que rondaban los 30. Salían del trabajo y una de ellas motivaba a la otra para que se apuntase al gimnasio con ella. Decía lo siguiente..."Ahora salgo de aquí, compro algo para cenar, llego a casa con la compra y me pongo el chándal. Estoy allí una horita y llego a casa. Me preparo algo de comer y me pongo los Gavilanes". La amiga espantada le contesta...."¿Los Gavilanes?...qué cutre tíaaaaa".
La del gimnasio se defendió con un argumento de peso..."Dirás que es cutre, sí, pero hija...¡Qué cuerpos!!...Ni te imaginas...Además ahora está muy interesante"
Terrible, maja terrible....en aquel momento la duda me asaltó. De hecho casi me paso de parada. Ese argumento me pareció tan válido, que puso en duda mi crítica hacia las telenovelas. Y es que hoy en día, nunca sabemos cuando veremos un chico guapo que despierte nuestra ternura. Igual el error fue de la otra, porque la expresión "qué cutre" me dejó por suelos. Cualquier otra expresión hubiese sido suficiente argumento para meterme en su bolsillo. De entre todas las posibilidades que ofrece el léxico castellano tuvo que recurrir a esa. ¡Una pena!
Lo que es tener tantas cosas en la cabeza, que aquel breve episodio entre treintañeras me pareció interesante, y me hizo pensar. ¿Qué pasará si a los 30 mi única forma de liberarme del estrés diario es verme el culebrón de la tarde?¿Qué pasará si no me apunto a un gimnasio?¿Qué terrible desgracia caerá sobre mí si me expreso mediante frases cómo qué cutre?
Decidí que aún estoy a tiempo de cambiar ese futuro oscuro que planea en el horizonte. Y hoy me ilusiono por cosas simples, por irme mañana de viaje, por dejar de sentirme morir, aunque sea sólo media hora de tregua, por decidir, cómo y cuándo, por coger el toro por los cuernos.