12 febrero 2006

... Y ocurrirá sin que yo intervenga...

En ocasiones ser uno mismo no es lo políticamente más correcto. Hay días en los que parece que es mejor ser otro, que te guste menos y conseguir arrepentirte de ser como eres. Equivocarse es un privilegio que sólo una elite de atrevidos, intrépidos, maleducados y consipiradores podemos tener. El resto de la humanidad nunca dice una palabra fuera de lugar, nunca actúa cómo le apetece, sin miedo a ser observado, juzgado y condenado por pensar a su modo y manera. Invitar a la rebelión ante lo que uno ve injusto o exagerado es a día de hoy una falta muy grave. Más grave que criticar sin descanso, que traicionar a un amigo o imponer el criterio personal en detrimento de la propia responsabilidad, ante una comunidad y uno mismo.
La dignidad la tiramos al retrete, y esperamos que justificar ante los que están de nuestro lado nuestra decisión déspota y agresiva, nos redima del sentimiento de culpa. Pero, amigo mio, ese sentimiento te va a acompañar, porque has metido la pata. Yo no pienso volver. Nunca me sobró nadie, porque no estaba por ti, ni por quien te precedió, ni por quien te sustituirá. Yo estaba por una idea, por una ilusión y por unas personas, que no me pertenecen pero son dueños de una gran parte de mí.
Te has equivocado, y no puedes rectificar, porque tu orgullo te lo impedirá. Espero que no olvides quién te ha empujado, quien te ha animado a llegar hasta aquí. Ellos son así, y ahora les conviene estar contigo...pero dejarás de ser interesante o las cosas se pondrán feas...y te echarán a los leones... Tú has decidido estar con ellos, y tu poder de pacotilla se basa en vuestras intrigas y cotilleos...Sois vosotros los que cometéis el pecado, pero me juzgais a mí. El poder se marchará. Y la gente que hoy te empuja, pero se resguarda de los malos humos, se darán la vuelta. Yo he perdido, pero tengo mi amuleto de la suerte (mucho más de lo que tendrás tú jamás), y gente que recuerda que nunca les hice mal, y sólo puse corazón. Personas que saben que soy humana y puedo equivocarme, pero que nunca sentiré vergüenza de venderme al mejor postor o de renunciar a lo que soy.
No te gusto. Tú a mí menos. Me has atacado donde más podía doler. Nadie es imprescindible, y yo lo tengo clarísimo...pero, ¿y tú?
Me marcho con la conciencia muy tranquila, tú igual también, lo cual dejaría ver una conciencia que no hace justicia a tu cerebro privilegiado...
Quédate ahí arriba... El mundo sigue girando y aunque de mí ya te puedes olvidar, no dejes de recordarte que no estás sólo...no vaya a ser que un día sólo puedas imponerte a TU ECO...

4 Comments:

Blogger piradaperdida said...

amén

12.2.06

 
Anonymous Anónimo said...

Ánimo niña!
Son momentos duros pero la sensación de haber sido fiel a ti misma no te la pueden robar.
Tqm!

14.2.06

 
Blogger tripmate said...

kusipi , mira el blog de generacion erasmus cuando puedas , porque voy a insertar un jueguecito en plan cadena entre blogs y te voy a incluir. De cualquier modo no es obligacion el seguir la cadena.

Saludos

17.2.06

 
Anonymous Anónimo said...

El mejor amuleto es la conciencia tranquila, y el derecho a equivocarnos.
Te remito a Pablo Neruda :
Poema. "Queda prohibido"

17.2.06

 

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