...Y yo Encontré Uno...

Hace algunos meses se me presentó una oportunidad, una de esas que esperas durante muchísimo tiempo... Pero no quise cogerla. Y la oportunidad se fue muy lejos, igual demasiado lejos. Durante los meses que siguieron me preguntaba a menudo si mi oportunidad volvería. Me cuestionaba día y noche mi decisión.
A veces hacemos las cosas sin saber el porqué. Esta fue una de esas ocasiones en las que sin que yo me lo pudiese explicar, había tomado un camino inadecuado. Probablemente esperaba algo mejor (aunque en aquel momento ni supiera que algo mejor existía), o simplemente no tuve valor ni me ayudaron a tenerlo.
Este tiempo he sido consciente de que la oportunidad regresaría, pero he hecho oídos sordos y ni me he planteado cómo sería el encuentro. Y de pronto, de sopetón aparece... y durante unos minutos horribles me cuestiono muchas cosas de esas que nunca se deben cuestionar...¿Por qué tan tarde?
Y llego a casa, dando pequeños pasos, escondiéndome de lo que pudo ser... Es probable que otro haya aprovechado la oportunidad que yo dejé pasar. Eso ya no me interesa. Perdí una oportunidad, pero me encontré en el camino con un trébol de cuatro hojas.
Entre perder una oportunidad y perder un talismán como es el trébol, existe una gran diferencia. Las oportunidades se eligen, y cuando pierdes una tienes la seguridad de que tarde o temprano aparecerá otra. Con el trébol no es así. Cualquiera que tenga la suerte de encontrar uno, lo cuidará, lo valorará y lo protegerá con fuerza e ilusión, porque sabe que es único...