...Si es Cuestión de Confesar...

Así empieza Shakira su canción Inevitable. Así empiezo hoy yo mi reflexión. Lo confieso, lo he vuelto a hacer, he vuelto a fracasar. Otra vez y ¡sólo tengo 22 años! He metido tanto la pata que se me ha quedado enganchada ahí abajo. Cuanto más fuerte tiro de ella, más me hundo. La situación de esta extremidad es crítica, por lo que pido a gritos una segunda oportunidad.

Si volviese a nacer cambiaría el poco aprovechado cociente intelectual que aparece en mis tests por un poco de inteligencia emocional.

Tomaría decisiones que no tomé en su momento, como hacer lo posible para no dejar que Leticia se alejase. No dejaría que Alfonso tuviese tan accesible lo más resguardado de mi alma. No empezaría a salir con sus amigos creyendo que también son los mios.

No me esforzaría por entregarme a mis amigos de esta forma tan pasional, como si eso fuese a llenar mi vida. Los escogería de los que nunca llegan a ser imprescindibles. Me posicionaría en su grupo: siempre caen bien, nunca nos plantean problemas y su compañía siempre deja sabor a regalo.

No consentiría pasar un rato al día reflexionando, sólo seguiría adelante. No dejaría de dibujar sólo porque no lo hiciese bien. Ni de sonreir ante cualquier situación. Agarraría la suerte y subiría, sin preocuparme de la caída. No hablaría cuando lo más sensato es callar, y hablaría cuando es lo que cualquier persona normal considera adecuado.

Cambiaría, como veis, tantas cosas que la mitad de vosotros no me reconocerías, lo mismo hasta os caería mejor! Pero veo muy difícil volver a dormir en cuna y vestir con pañales, así que supongo que la pierna seguirá aquí abajo apresada.