25 julio 2005

...Summer Time...

El verano apesta. Lo siento pero es la dura realidad. No se trata sólo de lo horrible que es saber que tienes tiempo libre y que pasas más tiempo en casa que durante el resto del año...A mí, el odio al verano me viene desde pequeña.
Nunca tuve unas vacaciones típicas, con su paella en la playa, su sombrilla tamaño familiar, las raquetitas de madera ni el atasco de la operación regreso.
Para empezar, cuando tenía esa estupenda edad en la que te da igual como te quede el bañador (para las más jóvenes: el bañador es como un bikini con la parte superior muy larga que se une a la braga) mi familia sólo disfrutaba de una semana en la playa, y encima en julio!!! Eso suponía que lo mejor del año llegaba demasiado rápido, y que el desolador Agosto de hace una década en la capital lo pasábamos aburridos en casa. Los ratos de ocio se componían principalmente de paseos familiares hasta el Corte Inglés de Princesa, y algún trina espontáneo en el trayecto de regreso...
Esa fugaz semana playera solía ser por la zona de Benalmádena, en urbanizaciones típicas de multipropiedades inglesas y alemanas, aisladas hasta de la propia playa, con unas increíbles piscinas cuyos azulejos dibujaban Tritones, delfines y demás fauna marina. Urbanizaciones malagueñas donde no eran capaces de entender qué era un Sol y Sombra dada la natureleza guiri de sus camareros.
La playa era una marabunta de algas donde nunca había nadie, probablemente porque a ellas sólo se accedía desde un pseudotúnel peatonal que atravesaba la A7 y que estaba grafiteada y decorada con chicles secos...
En aquellos confines de Andalucía no había niños...imagino que alguna bruja (guiri, of course) los secuestraba para que fueran a jugar al cricket o simplemente se los comía con esas apestosas latas de judías con tomate que desbordaban las tiendas de ultramarinos de la zona.
El panorama que suponía para mí el periodo estival sólo se empezó a suavizar a raíz de la preadolescencia y la aparición en mi vida de las Fiestas de San Roque (de las que ya hablé en otra entrada). Con el tiempo empecé a pagar por ir a campos de trabajo, campamentos y cursos que dieran a mi verano una composición más atractiva...pero ya se sabe, estos suelen prepararse para julio...agosto sigue siendo el mes de la desolación.
No obstante este año intentaré cambiar la historia, para lo cuál me serviré de Maider, Marivi y de Clara mis hadas madrinas...con un poco de suerte en septiembre no diré aquello de ¡¡por fin acabó el verano!!
Por cierto Clara...Felicidades, ya verás que bien te tratan los 24...

12 julio 2005

...Let me go away....

Hace mucho, mucho tiempo, vivió en un país lejano una princesa...Era un princesa poco convencional. Su principado era minúsculo y su realeza sólo era comtemplada y admirada por un súbdito fiel que defendía con uñas y dientes el territorio de la joven monarca. Las fronteras de su país estaban demasiado cerca de la muralla del castillo, y éste se situaba sobre unas colinas serpenteantes. El castillo parecía un laberinto de pasillos que no llegaban a ninguna sala y que subían y bajaban continuamente, para salvar el desnivel del terreno.
Un día la princesa invitó a súbdito a vivir con ella en el palacio...la vida en él era aburrida sin su compañía. Mientras vivieron en el mismo hogar disfrutaron mutuamente de los momentos juntos. Los reyes y emperdores de países desacaradamente más grandes, no entendían ese sistema de gobierno sin gobierno, en el que un súbdto desayunaba en la misma mesa que su princesa...Pero ambos eran felices así.
Hasta que la joven dama comenzó a sentirse triste. Los otros reinos se burlaban continuamente de ella y de su pequeño país, y ella, desde su inocencia se dejaba engañar demasiadas veces.
Entonces, ante sus lágrimas el súbdito le preparó una noche que pudiese hacerla sonreír de nuevo. Se disfrazó de trovador y le dedicó un repertorio completo de canciones... Entre ellas, una que se quedó clavada en la mente de la jovencita...decía "déjame ir, porque sabes tan bien como yo que para mí eres la única y tarde o temprano...VOLVERÉ..."
Tras ese día las cosas siguieron como hasta ese momento, felicidad, cariño, compañía y comprensión mutua.
Una triste jornada el súbdito cogió su caballo para ir a visitar otros reinos. En esos lugares se burlaron de él por su lealtad a lo más minúsculo...Poco a poco hicieron mella en él los comentarios y consejos envenenados de los que iban apareciendo en su camino y empezó a cabalgar más rápido en la dirección opuesta a la del castillo. La princesa esperó con lágrimas en los ojos durante meses, no podía creer que el caballero la dejase sola en aquel castillo tenebroso...subió a lo alto del torreón para enfrentarse a la eternidad en la más absoluta soledad...y de pronto retumbaron en su cabeza aquellas palabras...déjame ir...volveré...
De esta forma la princesa recuperó la esperanza. Pero el caballero siguió su camino, intentando no mirar atrás...Nunca volvió, quizá le venció el miedo a enfrentarse al dolor de su princesa o realmente llegó a creer todo lo que la maldad de la gente le bombardeaba a sus recuerdos.
Todavía al pasar frente al castillo se puede ver a la princesa en el torreón asomada y preparada para acoger a su amigo.
Al joven nunca más se le ha visto por esas tierras....

01 julio 2005

...El universo sobre mí...

Qué grande es sentir que el universo está en comunión permanente con uno mismo...Qué sensación más agradable recorre una espalda cuando las circustancias soplan a tu favor...Qué felices somos cuando la suerte nos sonríe y nos guiña un ojo!! Lo cierto es que una servidora, y alguno de sus lectores habituales no nos escapamos de la losa del pesimismo ni cuando todo está en perfecta armonía.
Reconozco que me cuesta menos quejarme que sonreir, y que es más cómodo ser consolado que consolar. Pero estos días que he dejado esto un poco abandonado, me he dado cuenta que la suerte no me ha dado la espalda. Era yo la que le negaba el saludo. La fortuna nunca me abandonó...he sido muy tonta (veis ya me estoy quejando de nuevo). Las horas que rodearon al examen de oposición se encontraron con mensajes al blog, al móvil y al corazón llenos de ánimos...Os agradezco a todos que me prestaseis parte de vuestra suerte, para vuestro consuelo apareció entre las bolitas de los temas. No sé si aprobaré, pero dudo que haya gente que sienta más satisfecha de la forma a la que se enfrentó a tal acontecimiento.
En otro nivel de profundidad os confieso que llevaba más de un año lamentando la forma que tiene la vida de devolverme el cariño que doy. Por fin lo entiendo todo...
Hace unos días conversaba con mi abuela, cuando como un jarro de agua fría me dijo que yo era muy buena, y que la gente no suele agradecer a los buenos su forma de ser. Me reprimió por creer que todo el mundo es así...yo sé que no todos merecen la pena, pero a esos me los perdería de igual forma...a los imprescindibles sólo se llega siendo uno mismo, sin miedo. Pasa factura, pero siempre compensa.
Ya se acabó. Pienso pasar página de todo lo que me ha ocurrido en los últimos años..no me voy a volver a acordar del 29 de junio de hace 4 años, ni pienso seguir torturándome por la forma en que los que más quería se apartaron de mi lado. La filosofía tibetana señala que una etapa nueva sólo puede comenzar cuando se extingue totalmente la anterior. Totalmente. Soy lenta hasta para pasar página, pero la paso, por fin...y sin rencor. Es probablemente uno de los momentos de mi vida en los que me sienta más perdida, puesto que he decidido soltar el referente que tenía. Pero pronto empezarán a llegar las alegrías que hasta ahora no valoraba. La suerte me sonríe. Y a vosotros también. Tenemos salud, tenemos gente que nos aprecia, tenemos momentos difíciles que nos ayudan a reafirmar nuestra identidad y nuestra fuerza. Todo eso es lo único que necesitamos para que todo lo demás venga rodado.
El universo funciona...aunque a veces nos intente engañar como un timador de calle.
No creo que sea fácil ver la vida en verde, pero prefiero intentarlo.